¿Ya no qué? Ya no vais por la calle de la mano. Ya no hay flores porque sí. Ni nada porque sí. Ni beso de buenos días. Ni de buenas noches. Ni cine los jueves. Ya no cierras la puerta del baño. Ni te arreglas para dar una vuelta. Ya no esperas en su portal. Ni apareces por casualidad. Ya no inviertes más tiempo en ir y volver que en estar. Porque ya no merece la pena. Ni apetece demasiado. Ya no compartes paraguas. Porque ya no es práctico. Ya no hay tiempo para tonterías. Ya no perdemos el tiempo. Porque ya no hay tiempo que perder. Seamos serios, por favor. Ya no te cae un piropo ni por error. Y un, dos, tres, ofenda otra vez. El que la hace, la paga. Ley del talión. Y te das al ojo por ojo. No vayas a quedar por debajo, así de gratis. Y luego, se oye por ahí que el romanticismo ha muerto. Igual lo has matado también tú un poco. Y no estoy hablando de hacer corazones en San Valentín. Hablo de pequeños gestos que marcan la diferencia, como diría Julio, y lo sabes…
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